lunes, 22 de junio de 2009

Guen Tubten (Parte 2)

El examen transcurre sin contratiempos. Se comenta la excelencia en debate de Rimpoché y son evidentes los signos de nervios y orgullo en el rostro de Guen Tubten, que comprueba con alegría como su maestro se manifestando poco a poco, de una manera brillante.

Siguen los preparativos, y Guen Tubten, no tiene muy claro qué sentir. Suda sin parar y no es capaz de articular más de cuatro palabras seguidas con cada uno de los invitados que se acerca a hablar con él.

En un pequeño salón presidencial se dispone todo. Un trono para Rimpoché y cojines puestos en el suelo longitudinalmente para acomodar a sus familiares. La gente que accede al salón ofrece una KATA (bufanda de seda blanca) a Rimpoché y otra a cada uno de sus familiares. La mayoría de los monjes de Nyare Khangtsen ( nuestra casa monástica) hoy son anfitriones, así que tienen un día lleno de labores; limpieza constante, recados y sobre todo zafarrancho de cocina. Una veintena de personas permanecen durante todo el día en el sótano-cocina desde las 6 de la mañana cortando docenas de kilos de vegetales y picando enormes trozos de carne, amasando panes tibetanos o haciendo los ilustres momos, que son empanadillas con carne especiada y cocidos al vapor. Durante todo el día el ritmo es frenético.

Al atardecer, los familiares de Rimpoché se van del monasterio y los monjes más pequeños se rinden al cansancio y al sueño mientras los adolescentes y mayores se quedan en el gran salón jugando a varios juegos de mesa. Esta es una de las pocas ocasiones en que el juego y la dispersión están permitidos por el Khangtsen Gueguén. El Khangtsen Gueguén es el responsable de hacer que se respete la disciplina monástica en nuestro khangtsen. Entre sus labores están las de vigilar que se respeten las horas de estudio, asegurarse de que todos van a la escuela y cumplen con sus deberes, y lo realiza con brazo de hierro y marcialidad delirante.

Es un hombre joven de ojos grandes con un bigote que recuerda mucho al que lucía Cantinflas, pero sin ningún sentido del humor. Jamás se le ha visto levantar la voz por encima del susurro, y aún así es temido y respetado. A muchos monjes se les hace muy difícil soportar su dura disciplina, pero acatan sin titubeos.

Justo cuando Guen Tubten suspiraba de cansancio y porque todo terminara, entra en el salón el Khangtsen Gueguén y todos inmediatamente abandonan sus partidas y se ponen en pié. Hace los debidos ofrecimientos a Rimpoché y se dirije a Guen Tubten al que sujeta cariñosamente de la mano. Sin soltarse las manos, ambos se dirijen a un par de sillas colocadas en el pasillo exterior. El Khangtsen Gueguén tuvo la deferencia de salir fuera, ya que de haberse quedado dentro no creo que continuaran los juegos.

Los dos charlan amigable pero formalmente, sin que nadie les escuche. Fue en ese preciso momento, justo despues de que se le recordara que ya estaba, que era suficiente, y que lo había hecho bien, cuando a Guen Tubten le subió una bola desde el estómago que se materializó en el llanto mas conmovedor.

Era el techo de una vida, de una vida en el Otro y para el Otro. El culmen de una vida de exiliado, de expatriado, de miseria, de refugiado sin pasaporte. Una vida de añoranzas y recuerdos de un país que ya no es suyo, y al que nunca voverá. No habrá más decepciones ni se volverá a sentir inútil. Ha entendido la enseñanza que estaba latente dentro de él, y eso le hizo llorar. Hacia la cura, no hay vuelta trás.


lunes, 8 de junio de 2009

Guen Tubten (Parte 1)

Son las 4 de la madrugada y aún no ha salido el sol en el monasterio de Ganden, en el estado de Karnataka al sur de la India. El monzón está terminando en el mes de Octubre y por primera vez en meses, hoy no llueve. Guen Tubten se levanta algo más temprano de lo habitual, hoy tiene muchos preparativos que hacer.

Guen Tubten es un monje de unos 65 años, esbelto y fornido que da la impresión de poder superar dos inviernos siberianos a la intemperie con sólo unas nueces en su escudilla. Su piel es oscura, mucho más oscura que la del resto de tibetanos; esto es una oportunidad para los monjes pequeños que, sin dudarlo, se rien de él e inventan motes como Guen Nakpo (negro) o Guen Yagpo du (esta bien) frase que repite constantemente ante cualquier comentario. Incluso cuando se meten con él conserva el título de Guen (o Guen-la), título honorífico que se le da a los profesores o señores mayores en señal de respeto.

Como cada día, coloca ordenadamente los ofrecimientos en el altar de su habitación, presidido por una pequeña estatua dorada de Buda y fotos de sus maestros. Cuidadosamente enciende una mecha con manteca contenida en una pequeña copa y llena con mimo cada uno de los 7 boles de agua de izquierda a derecha cuidando que nunca sean posados vacíos delante de la estatua. Una vez dispuesto todo, enciende una barrita de incienso y ofrece sus aromas a las 10 direcciones. Acto seguido junta sus manos a la altura de la coronilla, garganta y pecho y se postra tres veces recordando la bondad de sus maestros y su linaje de enseñanzas que tanta felicidad le han dado. Se sienta en la tabla en la que duerme y piensa en el que será uno de los días más importantes de su vida.

-”Esta última postración me ha dolido, ya no soy un jovencito...”, se dice sonriéndose.

Nunca fue un gran estudiante, aun así su papel en el monasterio es incuestionable. Tutoriza a monjes pequeños y sin duda la tarea más importante que se le ha asignado es la de asistir y ser tutor de la reencarnación de su maestro Tenzin Wangpo Rimpoché. Ya era asistente de rimpoché en su anterior vida, por lo que los lazos son muy especiales y estrechos. A muchos efectos ha ejercido de amoroso padre con él.

Rimpoché actualmente tiene unos 16 años, y se encuentra en uno de los momentos más importantes de su carrera, es cuando se supone que deben ir aflorando sus cualidades, un momento crucial también para sus educadores.

Terminada su meditación matutina, Guen Tubten comienza con la logística. Ya empieza a haber movimiento en el monasterio, Rimpoché ya se ha levantado y Guen Tubten no tarda en apurarlo y ayudarle a vestirse con un hábito nuevo. Hoy Rimpoché se enfrenta con su primer examen de debate filosófico en público. Asistirá toda su familia desde todas partes de la India y Tibet, y Guen Tubten ofrecerá un enorme banquete para sus maestros y compañeros de curso. Es como un banquete de primera comunión, y en el papel de los orgullosos padres está Guen Tubten.

Una enorme procesión de gente de nuestro monasterio y del monasterio vecino, Drepunk, vendrán en caravana para felicitarle y hacerle ofrecimientos, y hay que tenerlo todo dispuesto para que transcurra con normalidad y con la anfitriona cortesía que los caracteriza. (CONTINUARÁ)

miércoles, 3 de junio de 2009

Deshaciendo la dicotomía ciencia-religión. Budismo y ciencia moderna. Parte 1

A un nivel superficial, no es difícil advertir la clara dicotomía entre ciencia y religión. En las próximas lineas veremos como, a medida que profundizamos en el conocimiento de ambas, la cuestión no está tan clara. Tomaremos al budismo como experimento.

En primer lugar establezcamos que existen distintos niveles de análisis utilizando la metáfora de la cebolla como representante de la realidad fenoménica. Aceptemos también que el análisis en cualquiera de los niveles o capas de nuestra CEBOLLA-REALIDAD es válido y que el objetivo final sea desentrañar el corazón de la cebolla que nos enseñará la más sutil y fina de las visiones de la realidad.

Desde el punto de vista lingüistico podemos empezar a ver de que se trata esto del budismo que nos es tan ajeno. En tibetano, (CHÖ) equivale a dos cosas: RELIGIÓN y FENÓMENO, así el budismo es el (CHÖ) de Buda, el cristianismo es el (CHÖ)de Cristo etc. Es curioso como en lengua tibetana no existe diferencia de significante entre práctica de religiosa y análisis de la realidad. Ambas cosas son representadas por el mismo significante. Es sencillamente su forma de ver el mundo, y eso tiene su reflejo en su lenguaje.

En el pensamiento social judeo-cristiano se intenta concevir al budismo como un “forma de vida”, descategorizándolo del campo de la religión. Resulta inquietante pensar en que momento una religión dejó de ser una forma de vida. Resulta dramático para una tradición religiosa que esto suceda, ser desposeida de ser una forma de vida.

Otra palabra que designa al practicante budista es (NANGPA) que singnifica etimológicamente “el que va o mira hacia adentro”. Es otra de las diferencias con las grandes religiones como las conocemos, que buscan la explicación de su espiritualidad fuera de si mismos. Se trata, paradójicamente, de una religión NO DEISTA con divinidades que, en última instancia, son “soportes” que no tienen cabida en las últimas etapas de nuestra cebolla-realidad.“Nada existe, ni siquiera los dioses” Dijo Buda antes de morir.


Al igual que todas las religiones, el budismo busca la FELICIDAD (concepto que no debe ser confundido con el placer o con el goce, que son considerados manifestaciones de nuestros propios engaños que nos hacen pensar que esa es la auténtica felicidad). Se asume que la naturaleza de la existencia es sufrimiento (DÜNGHEL), y la verdadera felicidad es lo que se opone a ese sufrimiento “primordial”. Para explicar esto, las enseñanzas budistas realizan múltiples divisiones para categorizar los distintos tipos de sufrimiento.

“-Sufrimiento del sufrimiento: Lo que conocemos comunmente como sufrimiento. Abarca todo tipo de dolor físico, enfermedades, preocupaciones mentales, insatisfacción, depresión...


-Sufrimiento del cambio: Se refiera a la felicidad impermanente que se exerimenta en el Samsara(...). Todas las sensaciones agradables contaminadas dan lugar al sufrimiento del cambio. Significa también que nuestras experiencias de felicidad son inestables.

-El sufrimiento que todo lo impregna: Atañe a todos los seres del samsara; se refiere a los agregados contaminados: Por su naturaleza, este sufrimiento no se identifica como tal. Es como tener una semilla de sésamo en la mano, na parece que pueda producir aceite, pero si se machaca bien, este saldrá(...) Aparentemente no sufrimos, pero simplemente con que alguien nos pinchara con una aguja podríamos ver que facilidad experimentamos el sufrimiento.” (Ver Senda de Luz. Comentario a la canción del Lam Rim de Je Tsong Khapa. Por Gueshe Tamding Gyatso. Editorial Amara.)

Despues de alcanzar la iluminación, Buda enunció las enseñanzas que supusieron “la primera vuelta a la rueda del Dharma”. Fueron las enseñanzas de las 4 nobles verdades:

  1. El sufrimiento existe.

  2. El origen del sufrimiento

  3. La cesación (nirvana).

  4. Para extinguir el sufrimiento, debemos seguir el óctuple sendero

De la primera afirmación, emanala afiración de que el sufrimiento tiene un origen. De ese modo lo extrapolamos a todos los fenómeno estableciendo la ley de CAUSA Y EFECTO o (KARMA).

Una vez llegados a la conclusión de que todos los fenómenos, existen por sus causas y condiciones, asumimos que el sufrimiento también tiene causas. Y que cortando esas causas podemos llegar a liberarnos de ese sufrimiento. Los requisitos que se necesitan para alcanzar esa felicidad son las dos dos piernas para andar el camino. Una sería el MÉTODO, y la otra la SABIDURÍA.

El método consiste en la práctica de virtudes, como causas para alcanzar sabiduría. Parece lógico pensar que nada sucede sin una causa formal.

Existen tres vehículos ( tambien llamados senderos). Hinayana o liberación individual, Mahayana o sendero del Bodisatva y Vajrayana o vehículo secreto.

Es importante recalcar aquí que el sendero más profundo de nuestra escuela es el Vajrayana que engloba al Mahayana. Entonces para obtener realizaciones espirituales es imprescindible generar el deseo real de liberar a todos los seres del sufrimiento. Por tanto el camino a seguir sería un camino de RENUNCIA a nuestra propia liberación, volviendo a renacer en el sufrimiento para liberar a todos los seres sintientes. El gran sabio budista Shantideva dijo “Mientras dure el tiempo y el espacio, no voy a olvidar la bondad de los seres”.

Deshaciendo la dicotomía ciencia-religión. Budismo y ciencia moderna (Parte 2)

La sabiduría es el centro de la cuestión. Existen muchos tipos de sabiduría,pero la única sabiduría que nos sirve realmente es la “sabiduría que comprende y realiza la vacuidad de todos los fenómenos” Lamento no poder hablar muy en profundidad de todo esto.

El camino sería entonces,alcanzar a comprender la naturaleza última de todos los fenómenos de manera directa y sin engaños de los sentidos y de los sinsentidos. No sólo comprenderla sino realizarla.
Para prepararse con el objetivo de ser buenos recipientes para esta especial sabiduría, los monjes del monasterio estudian, sobre todo, dialéctica desde que son muy jovenes. Con apenas 14 años estudian complejos tratados cargados de definiciones que pondrán a prueba durante unas 5 horas cada día en debates colectivos donde son examinados a diario. La razón de todo esto es, como ya expuse, preparar su capcidad argumentativa y no encontrar escollos en el uso del lenguaje. El programa empieza con KATOKARMA, donde se empiezan a conocer la reglas del debate estableciendo las definiciones de lo conocible y lo razonable. Se comienza con los colores raiz y los secundarios y con las formas. Al principio todo es un juego donde la capacidad para manejar y conocer las definiciones marca la diferencia entre el vencedor y el vencido. Se producen debates muy intensos, intentando hacer llegar al contrario a una contradicción.

Los temas avanzan a medida que el estudiante mejora en el manejo y comprensión de las definiciones. Según avanzamos a través del programa de estudios, se va profundizando en nuestra CEBOLLA-REALIDAD a niveles más y más sutiles. Este intercambio de silogismos entre estudiantes es compartido metodológicamente con los planteamientos clásicos de los fundamentos de nuestra ciencia. Comparten en lo global y teleológico, pero no en lo particular. En el global comparte la duda, pero en lo particular difieren.

En la duda cartesiana, por ejemplo, se establece que nada puede ser aceptado sin demostración racional o evidencia. Esto, a su vez, es una premisa que configura las bases de su propio método, un axioma, las reglas del juego. En el sistema formal de la dialéctica budista ese axioma o regla indemostrable, puede surgir de la experiencia en katokarma. La estrategia de Descartes recomienda descomponer cada problema en sus partes más pequeñas posibles, y esto desde el punto de vista de la lógica budista no sería suficiente, puesto que es la propia mente la que imputa etiquetas a la realidad considerándola como “autoexistente”, tanto en el Todo como en las partes de ese Todo. Sería como confiar en algo sistémicamente engañoso. Formalmente, la división en partes tiende irremediablemente hacia el infinito.

Siendo la mente la que imputa ese conocimiento de la realidad, se justifica la necesidad de continuar con otro gran bloque de estudio y debate, LORIG, en el que se estudia y analiza la propia CONSCIENCIA y CONOCIMIENTO identificando los tipos de mentes, estados de conciencia, sus funciones e interrelaciones. A este gran bloque le seguirán años de estudio de otros como THARIG (Lógica formal), TSEMA NAMDREL (Cognición válida)...

Desde el punto de vista de la ciencia moderna el saber se administra en función de demostraciones que guardan cierta certeza estádística. La modelización de la resolución de un problema concreto se plantea mediante hipótesis. Desde este punto de vista definitorio, podemos deducir que la materia con la que construimos nuestras Ciencias Empíricas (Física, Química, Biología...) son indudablemente las Ciencias Formales (Lógica y Matemáticas). Resulta relativamente sencillo establecer multitud de paralelismos entre esas ciencias formales con la dialéctica budista donde, en vez de la “Teoría General de los Números” tenemos axiomas humanos aceptando determinados síntomas de nuestra existencia como el suefrimiento o el deseo.

Esta concepción de caminos complementarios para exlicar la realidad se puede concretar en la figura representada por dos líneas que, a medida que profundizamos, tienden a chocar llevando direcciones contrarias. Mientras que en el punto en el que nos deshacemos de los conceptos a priori y desglosamos nuestro saber sobre ellas, ambas líneas se curvan simétricamente paratomar la misma dirección y resultar en dos lineas rectas paralelas que nunca se tocarán, pero comparten magnitud y dirección. Esta dirección es la realidad tal cual es, sin etiquetas. Ambas rectas responden a preguntas distintas destinados a un mismo fin.


En un plano más público en cuanto a divulgación, se está produciendo una aproximación gradual de la neurociencia a los postulados más prácticos del budismo. Caben señalar algunos descubrimientos de Marcus Raichle como la "Red por defecto", que sería un entramado neuronal con una enorme actividad cuando vaciamos la mente de conceptos (práctica de la calma mental o SHINÉ) localizado en el hipocampo y el prefrontal. Postuló que cuando estamos concentrados en un trabajo, el entramado cortical presenta una menor energía que cuando no focalizamos la mente (relacionándonos con nuestros recuerdos y planes futuros). Implica que cuando nos relacionamos con el mundo, la mayoría de la información proviene del interior, y los recuerdos del pasado y los planes futuro requieren gran trabajo cerebral. Menos del 10% de la actividad cerebral proviene del la percepción del mundo. El cerebro humano se centraría, sobretodo en "imaginar" y crear sistemas formales deterministas sobre el futuro. En una reciente entrevista dijo "El cerebro usa pocos datos, los combina con su modelo del mundo y con sus espectativas y crea una predicción de lo que vemos"


En esencia la ciencia y la espiritualidad, aunque diferentes en sus enfoques, comparten el mismo fin, que es el mejoramiento de la humanidad. Cuando la ciencia lo hace bien está motivada por una búsqueda de entendimiento que nos ayuda a alcanzar una mayor felicidad y enaltecimiento. En lenguaje budista esta clase de ciencia puede ser descrita como sabiduría basada y temperada por la compasión. Similarmente la espiritualidad es una exploración humana de nuestros recursos internos, con el fin de comprender quiénes somos en el más profundo sentido, y descubrir cómo vivir de acuerdo con esta idea en su más alta posibilidad. Esto también es la unión de sabiduría y compasión”.

S.S. El XIV Dalai Lama